Carrusel de emociones

Es increible como vuestras buenas vibraciones han hecho efecto. (He conseguido otros 20 rands... jejejejeje...) He vuelto a releer mi último post y parece mentira que en sólo un día haya recuperado la energía. Y es que ayer Sudáfrica volvió a darme la vida...

El caso es que decidimos volver al lugar de los hechos: Stellenbosch. Teníamos que recoger la chaqueta (que no nos habían robado... nos la habíamos olvidado) en el viñedo donde comimos ese día. Como la policía no nos había mandado la copia de la denuncia decidimos, además, pasarnos por la comisaría del pueblo y zanjar el asunto.

No os lo podéis ni imaginar. A pesar de que el camino de vuelta al lugar donde mis ilusiones se habían esfumado fue muy duro, lo que me esperaba iba a ser apoteósico (siempre hay que 'essaerá' un poquito).

Así, buscando el viñedo, encontramos la comisaría de policía. No os lo conté pero el día que perdí las cosas nos atendieron dos polis y un inspector. Lo cierto es que en el momento de hacer la denuncia el día del robo no les presté atención alguna (mi hermano y Antonio se ocuparón del asunto). Estaba más pendiente de mi cabeza que de 'ayudar' lo mejor posible a la ley para que todo esto se solucionara.

Muchas de las recomendaciones que nos dieron cuando llegamos aquí iban dirigidas al colectivo policial. Por lo que se ve no tienen muy buena fama y lo cierto es que, por lo que hemos vivido, esta recomendación debería recaer única y exclusivamente sobre la policía de tráfico (hemos podido comprobar que algunos agentes tienden a pedir ciertas 'ayuditas' económicas para evitarte una posible multa).

Con este panorama os podéis imaginar la poca fe que le tenía en la policía sudafricana. Pero he ahí mi error y mi consejo: "Decid No a los prejuicios" (y a las drogas... que son 'mumalas')

El martes se me apereció... otra vez (ya que la primera pase de él)... un 'ángel 'brown' como el se definiría. El Inspector Jacobs (sí, como el de Perdidos) me hizo creer otra vez en ese karma que desprende este lugar, me hizo recuperar esa poquita de ilusión en la gente que también me habían robado el lunes.

Desde el primer instante que entramos en la comisaría nos sentimos arropados. Al parecer había novedades sobre nuestro caso y una agente muy amable y calladita nos llevó al encuentro con Jacobs. El inspector nos atendió con una sonrisa de oreja a oreja y me dió la buena nueva: "Hemos recuperdo parte de tus cosas".

No me le creía. En un sólo día habían logrado lo que en España sería algo casi imposible. Sin colas, ni esperas, Jacobs nos  llevó a un cuarto donde nos hizo todo el papeleo. Fotocopió, redactó documentos, nos habló de la idiosincrasia de las gentes de Cape Town e hizo infinidad de gestiones que en otros países tardarían una eternidad y ni se preocuparían en terminar a tiempo. Nos trato como si fueramos sus propios vecinos. "En EEUU hay 20 policías para un sólo caso, aquí es uno para 120" decía justificando su posible tardanza (¿es un solete o no?)

Jacobs nos hizo reir, nos habló del afrikaans (idioma muy polémico en ciertos puntos de Sudáfrica por aquello del apartheid), nos recomendó música afrikaans e incluso nos bailó. Hizo todo lo posible para que no nos sintiéramos extranjeros.

Tras el papeleo, y por aquello de la World Cup, nos informó de que posiblemente iríamos a un juicio rápido (al final no pudo ser) y en el trayecto hacia nuestro coche (antes nos habían llevado a otra comisaría en busca de Jacobs) el inspector decidió hacernos una ruta por su pueblo.... y os podéis imaginar que no fue como ir de visita a cualquier pueblecito blanco de Andalucía...

En Stellenbosch, como en casi todos los pueblos y ciudades de Sudáfrica los guetos o zonas chavolista son enormes. Para que os hagáis una idea, sería como meterse en la zona mas 'chunga' de las 3000 viviendas, el Bulto o la Cañada Real.

La primera parada fue el barrio de 'Cayamandi' donde viven los 'canini' que vienen a ser los 'sin número'. Son negros llegados desde otros puntos de Sudáfrica que aunque tienen sus casas a kilómetros, se trasladan aquí en busca de trabajo. Montan su pequeña chavola y se buscan la vida como buena o malamente pueden. El lugar estaba plagado de niños. Algunos jugando sonrientes, otros con la mirada perdida en el infinito y otros muchos trabajando, llevando cubos de agua, maderas...

En nuestro trayecto pasamos por otros barrios, algunos peores y otros... mucho peores. Uno de estos es 'Smaty Town'. A la entrada encontramos una 'fachada' (si se le puede llamar así a una placa de metal que hace esa función) en la que había un número, el 28. Jacobs nos explicó que aquí, en esta zona de Ciudad del Cabo, hay tres números que uno debe conocer cuando se mete en una zona peligrosa. El 26, el 27 y el 28. El 26 se coloca en las fachadas y barrios en los que están los "gansters" que roban; el 27, en las casas de los asesinos; y el 28... bueno el 28 es para los que han estado en la cárcel e hicieron aquello de tirar la pastilla de jabón... ya me entendéis... Según Jacobs, los que son identificado con este número pueden ser también del grupo del 26 y 27 pero además, si te descuidas... "pueden hacerte su mujer".


Fue increible, Jacobs se movía por estas zonas como pez en el agua. "No llevo arma, yo les respeto y ellos me respetan. Si necesito mi arma tengo a alguien que me la trae cuando y donde quiero". El paseo parecía sacado de 'Tranning day'. Fue algo digno de grabar (ya ni me acordaba de lo que me habían robado la cámara). Me abrió los ojos. Cuando ves lo peor del sitio donde te han robado, lo entiendes todo. Os aseguro que me cambió el 'chip', me hizo despertar de la agonía que sentía y desde ese momento decidí olvidar el incidente y mi pesadumbre. La vida son dos días y hay que agarrarla fuerte para que no se te escape.

Jacobs también nos llevó por la zona pija. La Universidad de Stellenbosch y su campus. Inmensas extensiones de campos de rugby y cricket donde los más ricos del lugar acuden a hacer sus deportes favoritos. Jacobs nos hablaba de la gente que se iba encontrando. "Aquel es un 26... ese un 27", moviendose entre ladrones y asesinos sin ningún tipo de miedo. "¿Sabiendo lo que son y lo que han hecho, por qué no los encerráis?" preguntamos... "necesitamos pruebas" respondió...

Magnífico!!!... quizás algunos piensen que es una contestación poco usual teniendo en cuenta que hablamos de un país pobre pero.... es la respuesta que todos deberíamos esperar en cualquier parte del globo.

No es que Sudáfrica sea un país diferente, es que en algún momento de nuestra europea vida nos perdimos y comenzamos a pensar que tener una calle asfaltada, una casa de ladrillo, un coche limpio y rápido, un parque verde con caminitos de piedra y por la que pasea gente 'idéntica' era lo normal...

En fin, a partir de ahí os podéis imaginar con los ánimos que fuimos al partido. España 1 - Portugal 0... risas, saltos y cánticos... cuando alguien te inyecta esa cantidad de fe y energía positiva, los incidentes (como el del robo) son minucias.

No esperaba este regalo. No creí que me recuperaría del golpe tan pronto, ni siquiera llegue a pensar en que me alegraría de lo que me pasó (aunque... seré realista, si hubiera aparecido la cámara de vídeo, hubiese sido perfessto... es que no es mía).

Todo lo que dije ayer, lo reafirmo. No se si este viaje me está cambiando o sacando al Alejandro (o al Hurtado) que llevo dentro... Esta siendo un viaje con muchas sensaciones y emociones que aunque algunas, de primeras, parezcan malas o negativas, al final me enseñan y me hacen crecer (o eso creo)...

Más tarde intentaré colgar fotos. Muchas gracias a todos, de verdad. Vuestros mensajes de ánimo, animan y me sacan una sonrisa... Mañana tempranita, a Jo'burg...

Un besito para ellas y un bratzo para ellos...