12 jul 2010

Histórico



No se que fue más emocionante, el antes…. o el después… Amaneció un día complicado en el que pusimos todas nuestras ilusiones (y ahorros sudafricanos) en lograr nuestro primer objetivo: conseguir 3 entradas para la final de las finales por tan ‘sólo’ 12.000 rands (unos 1.300 euros).

Nos despertamos a las 9. Ducha, bocatas (previo paso por el super) y primera parada… Montecasino. Este es un complejo ‘pijeras’ de Jo’burg que tiene casino, restaurantes, hoteles… y todo ello decorado al estilo veneciano. Es como Isla Mágica pero sin atracciones. “I NEED TICKETS”… rezaba nuestro cartel creado a partir de otro en el que ponía “PAUL WAS RIGHT” (por lo del pulpo…). Lo levantamos lo más alto que pudimos, nos pusimos nuestras mejores sonrisas y nos lanzamos a la búsqueda de los 3 tickets.

El día anterior habíamos pasado por el centro de venta de la FIFA (donde se colocaban los reventas para hacer su trabajo). Los precios oscilaban ese día los 1.000 euros por entrada (una locura…). No teníamos muchas esperanzas de ver reducidas esas pretensiones hasta horas antes del encuentro y nuestros temores comenzaban a hacerse realidad.

Todos los que encontrábamos dispuestos a vendernos su pases lo hacían por el precio de la entrada (de estos sólo encontramos con categoría uno, que rondaban los 650 euros) y otros nos pedían el oro y el moro… Comenzábamos a perder las fuerzas… eran las 13.30 y el tiempo corría en nuestra contra.

Decidimos ir a Sandton, donde estaban alojados casi todos los españoles que habían venido para la final y los miembros de la federación con entrada. Allí estaba el centro de tickets de la FIFA que os he dicho y ni imagináis la que tenían liada los reventas. Los precios habían bajado a penas 200 euros… pero seguíamos sin poder llegar al precio requerido para que los tres disfrutáramos del partido… volvimos al coche y nos dirigimos a la plaza Nelson Mandela… apareció el primer ángel…

Desesperados, mostrábamos el cartel mientras esperábamos en una caravana de coches en la que nos metimos sin querer. En un paso de cebra, una chica española (de Jaén o Córdoba) vio el cartel y sus palabras fueron como una potente luz que ilumina el oscuro camino: “Seguid recto y cerca del Hotel Michelangelo hay un chico de la federación que está vendiendo entradas, hay mucha gente, pero a lo mejor aún lo conseguís”. Nos miramos y salté del coche… corrí hacia el sitio, pero no lo encontraba….

Casualidades de la vida sí encontré la plaza Nelson Mandela. Allí cientos de españoles, con Manolo del Bombo a la cabeza, estaban animando el ambiente y dirigiéndose a los autobuses que lo llevarían al campo… Os podéis imaginar mi expresión. Estaba viendo sus caras de ilusión, escuchando sus cánticos y sonrisas, sus gritos y alientos a la Roja… estaba viendo como todos ya estaban disfrutando de un día histórico para nuestro fútbol… estaba viendo como se nos escapaba esa oportunidad única.

Corrí de vuelta a la salida de la plaza y llamé a Antonio y a mi hermano. De hecho, los llamé varias veces antes, pero sin saber porque, me decían que esperara, que llamara luego. En el cuarto intento Antonio me lo dijo: “Hemos encontrado el sitio y nos hemos apuntado en una lista, ¿Dónde estas, voy  por ti?”

Cuando llegue al sitio aún no me lo creía. Esperaba que estuviéramos en una larga lista de espera, que no llegaríamos a conseguirla y que, además, serían demasiado caras para nosotros. Me agarraba la cabeza (con mi gorro-pelota) y ya me veía escuchando el partido en la misma puerta Soccer City... pero entonces… “Corre, corre…¿Dónde está el dinero?” me grito mi hermano.

Levanté la cabeza y corrí hacia él. Lo vi al lado de un tío (imagino que de la federación) que hablaba por teléfono mientras apuntaba el nombre de mi hermano en una lista… “Saca el dinero Ale, a lo mejor lo conseguimos”…

El tipo dejó de hablar por teléfono, preguntó cuantas entradas necesitábamos. “Tres, pero que sean de categoría tres (350 euros sin IVA) que sólo tenemos 12.000 rands”… El tipo saco tres de categoría dos (500 euros cada una). “¿No tendrás aunque sólo sea una de categoría tres?” preguntó mi hermano. El tipo sacó su cartera, y de entre el montón de entradas que tenía en su bolsa sacó una de la categoría que necesitábamos. Con IVA todo nos salían todas 14.000 rands, por lo que nos faltaban 2.000 y fue entonces cuando apareció nuestro tercer ángel (el segundo, consideramos que fue el tipo que guió a mi hermano y Guerrilla hasta el restaurante donde estaba el tipo de la federación)

Ernesto, un cámara freelance (que en este mundial está haciendo cosas para la casa de apuestas ‘Betfair’ donde trabaja Maldini) nos dijo que nos daba lo que necesitáramos, que se fiaba de nosotros y que nos daría lo que faltara. Un minuto después, ya estábamos en la historia. Ya éramos del selecto club de españoles que iba a ver la final del primer Mundial de España en directo.

La escena era digna de una película americana. El tipo de la federación estaba sentado en la mesa más interior del restaurante. Un maletín y un teléfono eran sus armas y estaba claro que colocaba las entradas de los españoles que se habían quedado colgadas después de que sus agencias de viajes les hubieran dejado colgados en España.



A partir de ahí, bailamos, reímos, bebimos (Ernestito nos dejó otros 1000 rands) y llegamos al campo a tiempo para ver a Shakira. Fue una noche perfecta. Vimos el partido desde uno de los fondos (algo esquinados) pero nos supo a gloria. Tuve esa sensación que no tenía desde el ‘sextete’ del Barça. Sabía que ganaríamos y no podía evitar sacar la sonrisa del jugón, la sonrisa del que sabe que todo va a salir bien y… así fue… Iniesta marcó en el minuto exacto, Casillas levantó la copa y le comió los morros a la Carbonero y nosotros nos abrazamos y bailamos con todos los españoles con los que compartimos este día histórico.

Esto se acabó como esperábamos. Han sido casi 30 días lleno de emoción, de sonrisas, de lágrimas, de viajes y postales únicas, de gente inolvidable… 30 días en los que Sudáfrica y los sudafricanos han logrado instalarse en un trocito de mi corazón que nunca perderán. Gracias por haber compartido conmigo esta aventura. Gracias a todos los que de una u otra manera me habéis mandado la energía necesaria en los malos momentos y me habéis ofrecido la mejor de vuestras sonrisas en los buenos.

Gracias y… nos vemos en Brasil!!!!!!


9 jul 2010

Corassón partío!!!


Es difícil explicar mi actual estado de emoción. La victoria frente Alemania fue una de las mejores experiencia futbolísticas que he tenido en mi vida estando en un estadio de fútbol. Uno nunca sabe hasta que punto van a erizársele los pelillos del cuerpo, ni hasta donde llegará su sonrisa por un gol en un Mundial hasta que no lo vive. Fue un sentimiento de emoción, alegría, excitación pero… mezclado con melancolía, miedo y perturbación por culpa de no tener entradas para la final.

Suena egoísta pero también, si se me permite, es una putada. Llevamos en Sudáfrica casi un mes. Unos 25 días en los que, como habéis podido leer, nos ha pasado de todo, bueno y no tan bueno... 25 días en los que el fútbol casi era una excusa mas que el motivo principal de nuestro viaje. Y es así, hemos disfrutado de este magnífico país, de su gente, su paisaje, su alegría, su vida mucho más que del fútbol… pero… jodeeerrr que es una final.

Bueno, no importa de verdad. Aunque de un poco de rabia no estar en estar (aún no hemos claudicado en lograr unas entradas) lo cierto es que miro hacia atrás y sería injusto si ahora de verdad pensara que no ver un partido puede arruinar todo.



No voy a mentir. Desde que terminó la semifinal, le hemos estado dando vueltas: llamando a España y al mundo en busca de tres entradas; pensando en las posibles fórmulas de engatusar a los posibles reventas; rezando para que nuestros nuevos ‘enemigos’, los otros españoles sin entrada, no nos quiten las mejores ‘ofertas’ del mercado negro (y no va con segundas) de entradas; llamar a Jacobs y decirle que tres tíos con acento de Granada y con gorros rojos y amarillos nos ha quitado nuestros tickets…



Y es que como el que no llora no mama, pues habrá que seguir llorando. La verdad es que todo se ha puesto un poco en nuestra contra. El robo nos dejó sin tarjetas y dependemos de una que al parecer tiene un límite a la hora de sacar cada mes por lo que disponemos con menos dinero del que realmente tenemos para comprarlas. Esto sumado a que a 10 días de irnos ya estamos como Cayetanito contando monedas (chiste interno de amiguetes) para poder comer y vivir lo que nos queda pues… nos deja algo tocados… no obstante…hay que ser del todo sinceros, mientras escribo esta ‘pechá’ de lágrimas me doy cuenta de que estamos encantados con todo el camino andado.

Si hubiésemos tenido algo de previsión, a lo menor tendríamos entradas, pero es que hemos estados tan ajetreados disfrutando de Sudáfrica que confiamos en que la magia de este país nos vuelva a sorprender (si es en forma de final, mejor que mejor…)

Además, poniéndonos en el lado positivo de las cosas, si podemos pillar las entradas, estaremos en ayunas pero felices de haber visto a la Roja ganando su primer mundial… si no logramos las entradas… jajajajajaja, el dinero destinado a ellas será para pagar sendos banquetes de Khudu a la piedra y costillas de búfalo gigante… por lo que, como dice el dicho popular… un clavo saca otro clavo… y de una u otra manera volveremos calentitos pa España.

PSD. Si eres miembro de la RFEF y no te da na por el cuerpo vernos asín sin entradas es que no tienes sensibilidad ninguna… así que llámame y dame 3 entraditas…

Si llamas desde Sudáfrica: 0765386635

Si llamas desde España: 0027 765386635


Chicos, esto se va acabando, espero que hayáis disfrutado compartiendo esta experiencia conmigo. A mi me ha aliviado y me ha ayudado mucho contaros todo lo que me ha ido pasando. Muchas gracias por seguir el blog, por apoyarme en los malos momentos y por disfrutar conmigo los buenos momentos.

Un bratzo!!!!

PSD2. Si al final no vamos… tened piedad y no hagáis el típico comentario de ….. ¿y no viste la final?... os aseguro que jode!!! :-P (pero bueno, como habrá algún graciosillo, aguantaré el tirón…)

8 jul 2010

Breve.. pero intenso

Hist'orico... Seguimos en Durban buscando entradas para la final!!! El partido de ayer, apote'osico. En 2 minutos que me quedan de ciber no puedo contar mucho m'as. Me exteneder'e en el siguiente....

Un abrazo!!!!! y ahora a por Holanda!!!!

6 jul 2010

Enfermo de goles y… nuevas sensaciones


Finalmente mis expectativas no se han cumplido (de momento). Sigo malo y hoy ha sido mi primera vez… en un hospital sudafricano (mal pensados). La experiencia ha sido… se podría decir… interesante pero, cuando uno está malo, lo que prefiere es que las cosas sean efectivas antes que interesantes.

Se podría decir que aquí la Sanidad si que es del primer mundo, de primer potencia mundial, es…. de pago como en EEUU. Menos mal que venimos con seguro y después de unas dos horas de negociación con un tal Alton (que era como los porteros de discoteca del Sound, discotequilla malagueña de discutida fama) hemos podido pasar al médico. Antes, una señora me tomó la tensión y la temperatura con un moderno aparato (si estuviéramos enclavados en pleno siglo XIX) un termómetro de cuarzo (el de toda la vida, el que usa la ‘mama’ cuando te pones malito). Posteriormente, me ha pasado a una pequeña habitación de las 40 que había casi vacías (muy típico en los hospitales privados) para que el ‘dosstó’ me metiera mano.

Gracias a mi gran capacidad de comunicación con el sistema de signos y mi inglés de supervivencia he logrado que el señor ‘linsesiado’ se enterara de mis síntomas para recetarme caramelos, protectores estomacales, un spray raro (que costaba casi 10 ‘leuros’) y la joya de la corona, penicilina en pastillas (que costaba sólo cinco euros más que el spray). En fin, que tras una tres horitas de ruegos y preguntas y de faxes desde España (desde aquí, un saludo a la chica de mi compañía de seguros en la patria que me ha solucionado lo de no pagar la asistencia médica), hemos podido volver a casa.

Lo cierto es que, desde que paramos nuestra actividad frenética de viajes kilométricos a diario, mi cuerpo se ha relajado y no ha podido con la escasa actividad. Soy un hombre de acción. Por eso, tras el Paraguay – España decidimos (auque ya estaba ‘regulá namá’) acercarnos a uno de los barrios más míticos de Johannesburgo, la township Soweto.

Aquí es donde se fraguó el fin del apartheid, donde los negros comenzaron a rebelarse frente al aislamiento que durante años los habían sometido el poder blanco. Soweto es inmenso, es una ciudad en si misma y en ella viven blancos ricos, negros pobres y blancos y negros de clase media.

La zona tiene un gran significado por que aquí se produjo la masacre del 16 de junio de 1976. Si no sabéis la historia, existe Wikipedia pero básicamente, fue que en un momento dado los blanco quisieron imponer el Afrikaans (un idioma mejunje entre el alemán y el holandés) en las escuelas y los negros se negaron a olvidar su idioma madre por lo que salieron a la calle a protestar pacíficamente. Os podéis imaginar, la manifestación acabó con 130 muertos y 1118 heridos (de los que más o menos el 90 % eran negros). El primer muerto fue Hector Pietersen, un chaval de unos 13 años, que se convirtió en un símbolo gracias a una foto que le sacaron mientras uno de sus vecinos llevaba su cuerpo inerte en brazos.

Actualmente, Soweto se ha convertido en una ciudad turística de la miseria. Suena triste, pero es la impresión que me dio. Eso sí, parte de culpa tenemos los europeos que (como yo) contratamos tours  para ver como se mueven y viven los negros pobres en las peores zonas del barrio). Es increíble como aquí hay varios museos (la Casa de Mandela, el Museo Hector Pietersen…) que están incrustados en estas zonas y que, en medio de tanta miseria, están aislados y situados en calles en la que a uno le da la impresión de haberse trasladado al ‘mágico’ mundo Disney en la que heladeros cantan, las tiendas y tenderetes de souvenirs copan las esquinas y los restaurantes invitan a tomarse una buena cerveza. Algo antinatural pero que, imagino, aportará dinero a las arcas del Estado. Así es esta township, un lugar donde, por ejemplo, puedes encontrarte en la misma carretera puedes encontrar, a un lado, un macro complejo creado por Nike y, al otro, la chavola más precaria de todo Soweto.


En las otras calles… los niños corretean felices de ignorancia y donde mujeres y hombres parados deambulan en busca de algo que hacer. Lo más triste de todo esto es que los niños tienen ya aprendida la lección, te dan conversación, se ríen contigo y al poco te piden unos rands sueltos. Te sientes un observador impasible de la miseria absoluta durante unos minutos y luego… a la furgoneta en la que te han traído. Enriquecedor pero descorazonador.

Eso sí, mejor quedarse con la sonrisa inocente de esos niños que esperemos nunca se conviertan en un 26, un 27, o un 28 (ver post sobre Stellenbosch). En fin, una experiencia más que os aconsejo que viváis y lo hagáis de la manera más respetuosa posible.

Y dicho esto, este miércoles, Durban. Otras 5 horitas de carretera, drogado (con medicinas) y con toda la ilusión puesta en otra de las ciudades más culturales del territorio bafana. Alemania, allá vamos.      

3 jul 2010

Y Casillas se volvió a poner las alas…

Impresionante, trepidante, emocionante… me sobran los adjetivos para definir los primeros minutos (15 arriba, 15 abajo) en los que hemos podido vivir en directo los dos penaltis (en realidad, tres) seguidos que ha habido y los 10 últimos en los que Villa y Casillas han vuelto a aparecer para salvar el que cada minuto que pasaba parecía un nuevo día negro de la Roja en las altas competiciones.

Lo cierto es que la procesión ha ido por dentro, mi estado de salud no me ha permitido muchos cánticos y celebraciones (por eso estoy aquí en casita con un vasito de leche calentita con miel para recuperarme). Además, creo que este ha sido el partido de España en el que menos afición autóctona española ha habido. Las vuvuzelas han podido con los ya clásicos “yo soy español…” y el mítico “lo,lo,lo,lololo… que viva España”.

Además la perdida de la cámara de vídeo y el olvido de la de fotos en casa no nos ha permitido hacer documento gráfico… pero bueno, ha sido emocionante… y con mi palabra vale…no?? (además

En fin, como siempre hemos tardado una eternidad en salir de Ellis Park y la ausencia masiva de grupos de españoles ha descafeinado un poco la salida del campo. Nuestro siguiente destino, Durban. Allí nos espera la que yo considero claramente la favorita, Alemania. Hay que tener en cuenta que la importante colonia alemana en Sudáfrica hace que no tengamos fácil, a priori, el ‘enfrentamiento’ en la grada pero seguro que convencemos a algunos sudafricanos ‘majetes’ para que entonen el himno español al ritmo de las inevitables y más que presentes vuvuzelas.  

A una semana de la gloria

Ya solo queda una semana (larga… de esas de 10 días) para que acabe el Mundial sudafricano. Esta tarde Paraguay y mientras vemos el Alemania – Argentina ya comenzamos a hacer cávalas de lo que puede pasar con los nuestros, que posibles rivales preferimos y que o cual jugador debería llevarse una amarilla para que no juegue semifinales (Müller ya no jugaría contra nosotros).

Nos quedan 10 días de vuvuzelas sonando, indios sudafricanos celebrando goles y saltando de alegría como si de un españolito más de a pie se tratase. Es bonito ver como une el fútbol, como no importa de donde seas ni donde hayas nacido para seguir a una u otra selección por sus jugadores (me viene a la cabeza la chica que se quería casar con Torres… o era con Gaby??) o por la liga que siguen (aquí la Premier es la más
conocida).



Da gusto ver las sonrisas de todos los sudafricanos (de todas las razas y edades) entrando a los estadios después de aparcar sus coches a millones de kilómetros (es lo peor del mundial, los accesos) armados con sus equipaciones, gorros, banderas y caras pintadas de la selección de turno. Es una pena que esto se acabe en tan sólo 10 días. No se como será Sudáfrica después de la cita mundialista pero sin duda esa alegría y esa humanidad que se respira en los estadios que hemos visitado es algo que creo ya estaba y que seguirá sea cual sea el destino del país.

No se si mejorará sus vidas haber acogido un evento de esta magnitud. Lo cierto es, que aunque no pare de casi ‘beatificar’ a los bafana, muy a mi pesar esta seguirá siendo una tierra de ricos donde la gran mayoría es pobre.

Por lo que he podido comprobar en lo que llevo de estancia aquí (casi un mes) es que la diferencia de clases sigue regida por el color (también hay negros ricos pero he visto a pocos). Me encuentro raro cuando la recomendación que nos hacen es ver los partidos en centros comerciales plagados de blancos pijos y extranjeros ricos. Me resulta raro ver que en todos los sitios: restaurantes, bares, tiendas, supermercados… todos los puestos base los llevan a cabo negros y los encargados y jefes de sección son todos (o casi todos) blancos. Imagino que aún no ha llegado la igualdad a tan pocos años del apartheid y que será cuestión de tiempo.

Desde luego, a mi lo que más me sigue sorprendiendo es que sea cual sea su estatus social y por muy mal que le vaya la vida, cualquiera te saca una sonrisa. Me viene a la cabeza el día que volvíamos de Cape Town (Capetaunnnn) y paramos en la primera gasolinera para recargar el ‘Calimero’. Creo que no se me olvidará en la vida como el ‘currito’ que te pone la gasolina (aquí no existe eso de ‘póngase la gasolina usted mismo’) ya bailaba desde que nos vio. En cuanto aparcamos, nos dio la enhorabuena por la victoria frente a Portugal y de la nada aparecieron dos más que limpiaron los cristales del coche (otra práctica habitual en las gasolineras de aquí). Parecía la Fórmula Uno pero con más sonrisas. Me reí tanto y me dio tan buen rollo que no me lo podía creer. Volví a pensar en Europa, en como esto se ha perdido, el trato humano. Vamos tan deprisa que se nos olvida que estamos tratando con otros seres humanos como nosotros.

Me viene a la cabeza otra anécdota que nos pasó el día del robo y que me contó mi hermano días después. Un niño fue a pedirle unos rands, mi hermano le dijo que nos acaban de robar todo y que no podía darle nada… el niño no lo pensó dos veces y le ofreció los 3 rands que el pobre había recolectado esa mañana.

En fin, me niego a pensar que en 10 días eso cambiará. Este país es así y ya estoy contando los minutos para llegar a Ellis Park a disfrutar de la Roja y de la afición futbolera sudafricana.

Ahora a por Paraguay y a lograr el pase a semifinales. A ver que pasa!