3 jul 2010

A una semana de la gloria

Ya solo queda una semana (larga… de esas de 10 días) para que acabe el Mundial sudafricano. Esta tarde Paraguay y mientras vemos el Alemania – Argentina ya comenzamos a hacer cávalas de lo que puede pasar con los nuestros, que posibles rivales preferimos y que o cual jugador debería llevarse una amarilla para que no juegue semifinales (Müller ya no jugaría contra nosotros).

Nos quedan 10 días de vuvuzelas sonando, indios sudafricanos celebrando goles y saltando de alegría como si de un españolito más de a pie se tratase. Es bonito ver como une el fútbol, como no importa de donde seas ni donde hayas nacido para seguir a una u otra selección por sus jugadores (me viene a la cabeza la chica que se quería casar con Torres… o era con Gaby??) o por la liga que siguen (aquí la Premier es la más
conocida).



Da gusto ver las sonrisas de todos los sudafricanos (de todas las razas y edades) entrando a los estadios después de aparcar sus coches a millones de kilómetros (es lo peor del mundial, los accesos) armados con sus equipaciones, gorros, banderas y caras pintadas de la selección de turno. Es una pena que esto se acabe en tan sólo 10 días. No se como será Sudáfrica después de la cita mundialista pero sin duda esa alegría y esa humanidad que se respira en los estadios que hemos visitado es algo que creo ya estaba y que seguirá sea cual sea el destino del país.

No se si mejorará sus vidas haber acogido un evento de esta magnitud. Lo cierto es, que aunque no pare de casi ‘beatificar’ a los bafana, muy a mi pesar esta seguirá siendo una tierra de ricos donde la gran mayoría es pobre.

Por lo que he podido comprobar en lo que llevo de estancia aquí (casi un mes) es que la diferencia de clases sigue regida por el color (también hay negros ricos pero he visto a pocos). Me encuentro raro cuando la recomendación que nos hacen es ver los partidos en centros comerciales plagados de blancos pijos y extranjeros ricos. Me resulta raro ver que en todos los sitios: restaurantes, bares, tiendas, supermercados… todos los puestos base los llevan a cabo negros y los encargados y jefes de sección son todos (o casi todos) blancos. Imagino que aún no ha llegado la igualdad a tan pocos años del apartheid y que será cuestión de tiempo.

Desde luego, a mi lo que más me sigue sorprendiendo es que sea cual sea su estatus social y por muy mal que le vaya la vida, cualquiera te saca una sonrisa. Me viene a la cabeza el día que volvíamos de Cape Town (Capetaunnnn) y paramos en la primera gasolinera para recargar el ‘Calimero’. Creo que no se me olvidará en la vida como el ‘currito’ que te pone la gasolina (aquí no existe eso de ‘póngase la gasolina usted mismo’) ya bailaba desde que nos vio. En cuanto aparcamos, nos dio la enhorabuena por la victoria frente a Portugal y de la nada aparecieron dos más que limpiaron los cristales del coche (otra práctica habitual en las gasolineras de aquí). Parecía la Fórmula Uno pero con más sonrisas. Me reí tanto y me dio tan buen rollo que no me lo podía creer. Volví a pensar en Europa, en como esto se ha perdido, el trato humano. Vamos tan deprisa que se nos olvida que estamos tratando con otros seres humanos como nosotros.

Me viene a la cabeza otra anécdota que nos pasó el día del robo y que me contó mi hermano días después. Un niño fue a pedirle unos rands, mi hermano le dijo que nos acaban de robar todo y que no podía darle nada… el niño no lo pensó dos veces y le ofreció los 3 rands que el pobre había recolectado esa mañana.

En fin, me niego a pensar que en 10 días eso cambiará. Este país es así y ya estoy contando los minutos para llegar a Ellis Park a disfrutar de la Roja y de la afición futbolera sudafricana.

Ahora a por Paraguay y a lograr el pase a semifinales. A ver que pasa!

1 comentario:

  1. No pierdas un segundo en lamentar lo que queda. Diez dias es el infinito para cualquiera. Disfruta-lo mucho.
    Un abrazo

    JMPazos

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